25.1.13

Colecciones de cuentos medievales

     En España el infante Don Juan Manuel (1282-1348), en Italia Bocaccio (1313-1375) y en Gran Bretaña Chaucer (1349-1400) son los tres autores europeos característicos de estas colecciones, ya sean exemplos o novellas.
     Con la denominación exemplo o ensiemplo nos referimos al cuento literario planteado como un relato pedagógico, de ahí también el término apólogo. Aunque con antecedentes anteriores, como en el caso del Panchatantra, la colección de cuentos indú, se trata de un uso que resulta familiar en nuestra tradición por las parábolas de Jesús en el Nuevo Testamento, con las que pretendía hacer comprensibles las ideas del reino de los cielos a una población mayoritariamente no ilustrada; por eso los exemplos fueron muy empleados en la predicación eclesiástica. 
Peregrinos a Canterbury escuchando
cuentos en torno a una mesa
   Estas colecciones de ejemplos muestran el afán medieval de delectare et prodesse (enseñar deleitando), es decir, transmitir la doctrina mediante la amenidad que proporcionaba el relato. También fueron utilizadas para la educación de príncipes, pues con los apólogos asimismo se pretendía formar a un joven destinado a ser noble y tener responsabilidades sociales. En el caso de El conde Lucanor esta finalidad pedagógica es patente, como apreciamos en el magnífico exemplo XI De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, gran maestro que moraba en Toledo
  Sin embargo, Decamerón y Cuentos de Canterbury son colecciones situadas en el otoño de la Edad Media, en las que ya se anuncia el Renacimiento. Por ello peso de esta finalidad pedagógica no siempre es una condición del relato, y encontramos el nuevo concepto de novella: una narración corta cuya finalidad es el entretenimiento, tal como demandaba la nueva mentalidad burguesa. Podemos apreciarlo en el Cuento de Andreuccio (texto prescrito).
     Literariamente resulta muy interesante en estas colecciones la organización del material narrativo. Desde un punto de vista histórico, las colecciones de ejemplos muestran una etapa incipiente en las técnicas narrativas, pues ofrecen un tenue encuadramiento narrativo. El relatos complejo que constituye la novela, tal como hoy lo entendemos, no aparecerá hasta más de un siglo después, con el Lazarillo de Tormes, elaborado en parte precisamente a partir de relatos independientes. Para superar la mera acumulación o yuxtaposición de ejemplos y novellas encontramos tres procedimientos habituales, según Alan Deyermond:
  • La narración enmarcada: una situación inicial es la que da pie a la sucesión de relatos (entretener un viaje, amenizar una espera, enseñar a un joven) así en Cuentos de Canterbury, Decamerón o El conde Lucanor. Este es el magnífico prólogo del libro de Chaucer, en el que se aprecia la magnífica elaboración del marco del relato. 

  • La narración a modo de cajas chinas: propia de libro de cuentos de referencia en Oriente, Las mil y una noches; los personajes de un relato se van convirtiendo a su vez en narradores y así sucesivamente hasta presentar una gran complejidad estructural.

  • La narración ensartada: que consiste en integrar los ejemplos en una estructura mayor, como sería el caso de los episodios de un relato autobiográfico.

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